martes, 4 de mayo de 2010

Tupido velo

España vuelve a estar dividida. La cuestión del velo, antes reducida a temas de índole religioso y cultural, ha saltado a la palestra de los artífices de la demagogia populachera y se ha convertido en una nueva arma política. Fátima Mohamed Kaddur ha dimitido como edil del Partido Popular en la localidad sevillana de Gines porque, al parecer, se ha sentido discriminada por llevar el hiyab. ¿Mera cuestión oportunista tras el caso de la joven Najwa o tapadera de una nueva acción maquiavélica y útil del PP para ganar el voto inmigrante en anteriores elecciones? Lo cierto es que Fátima puso fin a más de 15 años de militancia en las filas del PP; todavía fiel a las ideas de la derecha española y firme defensora del uso del pañuelo. El detonante de su marcha, las palabras de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ante el caso del velo en los colegios. Unas palabras que desmontan la idea que Fátima tenía sobre la integración en el PP y que le han ayudado a darse de bruces con la realidad del Partido. La cuestión viene de largo y podemos fechar sus desencuentros con la cúpula del PP en plena campaña de las elecciones generales del 2008, cuando se mostró públicamente en un diario en contra de la nueva regulación del velo que iban a introducir en España. Desde entonces, el vacío ha sido constante y la callada por respuesta se convirtió en una práctica habitual del Partido ante las numerosas reclamaciones de la conservadora del velo. Como si de una mascota en un parque temático se tratara, Fátima tiene fotos con el presidente del PP, Mariano Rajoy; el ex presidente del Gobierno, José María Aznar o con el secretario regional andaluz, Javier Arenas. Antes, convencida de que esas fotos reconocían su valía política y ahora, reducidas a meros instrumentos políticos del Partido Popular que buscan el voto extranjero a través de las apariencias más simplonas.
Por su parte, lo más alto del PP se desvincula de este tipo de acusaciones, consideradas oportunistas, y reconocen que Fátima se encontraba indignada ante su ausencia en las listas de las próximas elecciones. Señalan grave el hecho de que utilice el candente tema del velo para su dimisión y su posterior paso al grupo mixto, nuevo lugar para esta española nacida en Melilla. El problema no es de Fátima, sino de aquellos que han intentado ofrecer una imagen distinta de la que son, utilizando a personas como meros instrumentos. Una vez más, al PP le ha salido rana y mientras se respete la libertad y la democracia, ¿qué más da que lleven un pañuelo en la cabeza o un crucifijo en el corazón?

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